El equilibrio de Nash en nuestros comportamientos colectivos

In Catalejo by Jose PeinadoLeave a Comment

El Equilibrio de Nash es un interesante concepto de economía en relación al modelo competitivo de las empresas. Las compañías usan el equilibro de Nash para intentar determinar la cantidad óptima que deben producir para maximizar las ganancias, pero lo que me resulta realmente interesante es que pone de relieve que el concepto se basa en la tendencia del ser humano a pensar de manera individual y no colectiva.  En este artículo en The Economist – que adjunto traducido con anotaciones – se analiza precisamente este aspecto usando el ejemplo del Dilema del Prisionero. El equilibro de Nash demuestra que el mejor resultado indivual llega a partir del mejor resultado colectivo basado en la coordinación, no el que se basa pensando en lo que creemos que hará el otro.

Puedes ver el artículo original  en The Economist pinchando aquí y a continuación  la traducción del mismo.


Los economistas pueden, por lo general, explicar el pasado y a veces predecir el futuro, pero no sin ayuda. Una de las herramientas más importantes de las que disponen el Equilibrio de Nash, denominado así en honor del matemático John Nash, ganador del premio Nobel en 1994 por su descubrimiento (y en el que se basó la película protagonizada por Russell Crowe Una mente maravillosa) Este simple concepto ayuda a los economistas a entender por ejemplo cómo funciona la competencia entre empresas cuando fijan precios, cómo los gobiernos deben diseñar subastas para exprimir el máximo rendimiento a los oferentes o cómo explicar las decisiones, a veces autodestructivas, que un colectivo toma. ¿Qué es el equilibrio de Nash y por qué es importante?

Para entenderlo, uno de los ejemplos más conocidos es el dilema del prisionero: dos delincuentes en celdas separadas ( e incomunicados) se enfrentan a la misma oferta del fiscal.

  • Si ambos confiesan un sangriento asesinato, cada uno de ellos se enfrentará a diez años de cárcel
  • Si uno permanece en silencio mientras el otro confiesa, entonces el confeso queda libre, mientras que el otro se enfrentará a cadena perpétua.
  • Si ninguno «canta» ambos se enfrentan a un cargo menor y sólo un año en la cárcel.

dilemaprisionero

Desde la perspectiva del grupo está clarísimo que lo mejor para ambos sería guardar silencio. Sin embargo, con esta configuración, un economista armado con el concepto de equilibrio de Nash podría predecir lo contrario: el único resultado estable (en términos de óptimo o equilibrio) para ambos es confesar.

En un equilibrio de Nash, cada persona en un grupo tomará la mejor decisión que cree mejor para sí misma, basándose en lo que piensa que los demás harán. Desde ese punto de vista de estrategia, basada en lo qu piensas que harán los demás, cada miembro del grupo lo hace tan bien como le es posible. Por eso paradójicamente en el caso del dilema del prisionero, guardar silencio nunca es una buena idea, sea lo que sea lo que el otro delincuente elija. Dado que uno de los sospechosos podría haber «cantado» la delación evita toda una vida en la cárcel por el otro. Y si el otro no guarda silencio, entonces confesando lo libera.

Aplicado al mundo real, los economistas utilizan el equilibrio de Nash para predecir cómo las empresas responderán a los de sus competidores. Dos grandes empresas con estrategias de fijación de precios para competir entre sí, probablemente apretarán a los clientes con más dureza de lo que podrían si cada uno de ellos se enfrentara a miles de competidores.

El equilibrio de Nash ayuda a que los economistas entiendan cómo las decisiones que son buenas para el individuo pueden ser terribles para el colectivo. Esta tragedia explica por qué sobre explotamos los caladeros de pesca de los océanos y por qué emitimos demasiado carbono a la atmósfera. Todo el mundo estaría mejor si pudiéramos estar de acuerdo con cierta moderación. Pero teniendo en cuenta lo que hacen los demás, ya sea la pesca o los que consumen mucha gasolina, todo gira bajo la perspectiva individual. Así como la explicación de pesimismo, que también ayuda a los políticos a encontrar soluciones a problemas difíciles. Armado con el equilibrio de Nash, los frikis de la economía afirman haber levantado miles de millones de las arcas públicas. En el año 2000, el gobierno británico utilizó la ayuda de economistas para diseñar una subasta especial que vendió licencias de explotación de telecomunicaciones móviles 3G por £ 22,5 millones (35,4 $millones). Su truco consistía en tratar la subasta como un juego y modificar las reglas para que la mejor estrategia de los licitadores fuera hacer ofertas alcistas – los oferentes ganadores estuvieron finalmente menos satisfechos con el resultado -. Hoy en día el equilibrio de Nash sustenta la microeconomía moderna, aunque con algunas mejoras. Dado que promete a los economistas el poder de elegir a los ganadores y perdedores, es fácil entender por qué.

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